jueves, diciembre 29, 2011

Recuento poético y narrativo


A continuación, el recuento literario de Ricardo González Vigil, en la edición de El Comercio de hoy jueves 29.

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Destaquemos la creatividad de las voces femeninas, de una diversidad que prueba tajantemente que no existen limitaciones femeninas para expresar la condición humana, tampoco imposiciones feministas que les restrinja el erotismo y la poesía del cuerpo. De un lado, figuras de amplia trayectoria, con un estilo definido: Rosina Valcárcel, Graciela Briceño, Sonia Luz Carrillo, Gloria Mendoza y Rosamarina García Munive. De otro lado, autoras en plena madurez creadora, dignas de destacar en el ámbito hispanoamericano: Roxana Crisólogo y Victoria Guerrero.
Junto a ellas, poderosas propuestas juveniles, con complejos recursos expresivos: Cecilia Podestá y Andrea Cabel. Y la revelación poética del año: Ida Luz Solís (ganadora del Concurso de Poesía Femenina Scriptura), con honda sensibilidad andina celebra su femineidad (hurin, en quechua) en comunión con los ritmos de la naturaleza y las danzas colectivas.
MADUREZ CREATIVA
Añadamos la plenitud creadora que están viviendo Enrique Sánchez Hernani, Domingo de Ramos, Alfredo Pérez Alencart y Miguel Ángel Zapata, así como la madurez alcanzada por Miguel Ángel Sanz Chung, Martín Rodríguez Gaona, Julio Garrido Huaynate y Percy Ramírez. Y en el rubro revelaciones: Diego Miró Quesada, Miguel Antonio Morales, Julio Meza Díaz y Juan Villacorta.
NARRATIVA
Dos novelas ubicables entre lo mejor de la narrativa hispanoamericana última: la de Miguel Gutiérrez, que rompe los esquemas del policial para ahondar en complejas cuestiones tanto histórico-sociales, como de la condición humana en general, mediante un uso magistral del montaje narrativo. Y la de Luis Hernán Castañeda, plasmación madura de su aguda exploración de los nexos entre realidad y ficción, que tiende irreverentes conexiones con la tradición literaria peruana e hispanoamericana.
Resaltamos, además, la madurez alcanzada por la escritura metaliteraria, antinovelesca, de José Donayre; el español quechuizado y la óptica mágico-mítica de Sócrates Zuzunaga; así como la consistencia con que Isabel Córdova Rosas (cultora de literatura infantil, la autora peruana más traducida de todos los tiempos) ha tejido una novela sobre la violencia política, no confinada a lectores en formación. La mayor revelación novelística ha sido “La danza del Narciso” de Patricia Colchado (Ed. San Marcos).
NOVELAS DESTACADAS
Sandro Bossio Suárez: “La fauna de la noche” (Ed. San Marcos).
Luis Hernán Castañeda: “La noche americana” (Peisa).
Óscar Colchado: “Hombres de mar” (Alfaguara).
Isabel Córdova Rosas: “Gritos en silencio” (Ed. San Marcos).
Irma del Águila: “El hombre que hablaba del cielo” (Planeta).
Jorge Díaz Herrera: “Las almas de Magnolio” (Ed. San Marcos).
José Donayre: “La descarnación del verbo” (Altazor).
Miguel Gutiérrez: “Una pasión latina” (Alfaguara).
Carmen Ollé: “Halcones en el parque” (Ed. San Marcos).
Julián Pérez: “Resto que no cesa de insistir” (Atalaya).
Carlos Rengifo: “El dolor en los labios” (Altazor).
Patrick Rosas: “Inolvidablemente” (U. Ricardo Palma).
Luis Enrique Tord: “Diana, verano del 53” (Altazor).
Carlos Villanes Cairo: “El saqueo de Machu Picchu” (SM).
Sócrates Zuzunaga: “La noche y sus aullidos” (Premio Copé, Petro-Perú).
POEMARIOS DESTACADOS
Graciela Briceño: “Celebración de la palabra” (Asamblea Nacional de Rectores).
Andrea Cabel: “Latitud de fuego” (Borrador).
Roxana Crisólogo: “Trenes” (México, El Billar de Lucrecia). Rosamarina García Munive: “Cefeidas” (Editatú).
Victoria Guerrero: “Berlín” (Intermezzo Tropical).
Alfredo Pérez Alencart: “Cartografía de las revelaciones” (Madrid, Verbum).
Cecilia Podestá: “Vía Crucis en Chepén” (Tranvías).
Domingo de Ramos : “Cartas desde la azotea” (Mesa Redonda).
Percy Ramírez: “Hoguera de máscaras” (Mesa Redonda).
Martín Rodríguez Gaona: “Codex de los poderes y los encantos” (Olifante).
Enrique Sánchez Hernani: “Quise decir adiós” (Cultura Peruana).
Miguel Ángel Sanz Chung: “Casa abandonada / Casa amarilla” (Lustra).
Ida Luz Solís: “Bajo esta cúpula de azul índigo” (Carpe Diem).
Rosina Valcárcel: “Narrativa viva” (Hipocampo).
Miguel Ángel Zapata: “Fragmentos de una manzana” (Sevilla, BBVA).
CUENTOS
Daniel Amayo Magallanes: “Ayaymama y los cuentos ganadores y finalistas de la XVI Bienal de Cuento Premio Copé Internacional 2010” (Petro-Perú).
Willy del Pozo: “La última cena 2010” (Altazor).
Sylvia Miranda: “Las mañanas sagradas” (Madrid, Catriel).
Julia Othick: “Historias que los libros no cuentan” (Ed. San Marcos).
Cecilia Podestá: “De cabeza sobre el pasto amarillo” (Punto de Narrativa).
Miguel Ruiz Effio: “Un nombre distinto” (Altazor).
Gabriel Ruiz Ortega: “Disidentes: Antología de nuevas narradoras peruanas” (Altazor).
Carlos Schwalb: “¡Están quemando el silencio!” (Mesa Redonda).
Luis Enrique Tord: “Revelaciones” (Punto de lectura). Jorge Valenzuela: “Juegos secretos” (Escombros).

miércoles, diciembre 28, 2011

Del 9 de enero al 27 de febrero de 2012: Taller de apreciación de cine 1


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ABC CINEMA I
TALLER DE APRECIACIÓN DE CINE I
EN EL CCPUCP

(del 9 de Enero al 27 de febrero de 2012- todos los lunes de 10am a 1pm)
OBJETIVOS
ABC CINEMA I es un curso introductorio de apreciación de cine, análisis cinematográfico y revisión de la historia del cine. No solo proponemos películas de diferentes horizontes culturales y épocas, sino también la relectura de algunas películas que tal vez sí han sido vistas. La relectura a través del diálogo entre épocas, que lleve al espectador a cuestionarse el mundo actual, a meditar los procesos históricos y a aprehender el mundo a través de estas imágenes enriquecedoras.
ABC CINEMA tiene también por objetivo el formar al espectador, el enseñarle a ver películas desde otra perspectiva, el hacerlo un espectador activo y consciente de los procesos cinematográficos y, así mismo, de la historia del cine y sus corrientes.
                                                                                                                
A QUIÉNES ESTÁ DIRIGIDO
Este curso está dirigido a cualquier persona que ya tiene un gusto y una curiosidad por el cine pero que aún no tiene conocimientos ni formación, o bien las tiene pero no ha profundizado mucho en ellas.

 PELÍCULAS QUE SERÁN PROYECTADAS DURANTE EL CURSO

1.    La pasión de Juana de Arco
Un film de Carl Th. Dreyer (Dinamarca/ Francia, 1927)

2.    Extraños en un tren
Un film de Alfred Hitchcock (USA, 1951)

3.    Los cuatrocientos golpes
Un film de François Truffaut  (Francia, 1959)

4.    8 ½ 
Un film de Federico Fellini (Italia, 1963)

5.    Una mujer bajo la influencia
Un film de John Cassavetes (USA, 1972)

6.    Encuentros cercanos del tercer tipo
Un film de Steven Spielberg (USA, 1977)

7.    Happy Together
Un film de Wong Kar-wai (Hong-Kong, 1997)

8.    La Ciénaga
Un film de Lucrecia Martel (Argentina, 2001)

 



BIOGRAFÍA DE LOS PROFESORES

ROSSANA DÍAZ COSTA
Estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. En España, hizo los cursos de Doctorado en Literatura Hispánica, estudió Realización de Audiovisuales y se especializó en Guión en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de Madrid (ECAM). Actualmente, trabaja en la pre-producción de su primer largometraje, Viaje a Tombuctú, como guionista, directora y productora (www.tombuktufilms.com). Viaje a Tombuctú ganó el premio Conacine en el 2010 y acaba de ganar el Premio Ibermedia. También trabaja como docente en la Universidad Católica, la Universidad Ruiz de Montoya y el Centro Cultural de la Universidad Católica. Es productora y profesora del proyecto Ver o no Ver. Ha ganado varios premios literarios en el Perú y en España y sus cuentos han sido publicados en diversas antologías. En el 2009, la editorial Estruendomudo reeditó su libro de cuentos Los Olvidados (no los de Buñuel, los míos), con el que quedó finalista en el Premio Nacional PUCP de Narrativa en el 2005 y que fue publicado por primera vez en el 2006.

ENRIQUE VIVAR

Estudió comunicación audiovisual en el Instituto de Comunicaciones John Logie Baird. Trabajó durante seis años en la producción, supervisión de dirección de arte y realización de videoclips junto al director Percy Céspedez para la empresa Elemental Visual & Media, los cuales han tenido una alta rotación internacional, llegando a conseguir importantes premios y nominaciones en los MTV Latinoamérica Music Awards y el Grammy Latino. Desde hace 5 años, lleva adelante el proyecto Ver o no Ver, con el que ha desarrollado talleres de apreciación y muestras de cine en distintos centros de estudio, tales como la Universidad Católica, la UPC y el Centro Cultural de Universidad Católica. En el 2009, fue seleccionado para participar con una beca de la Red Europea de Cine Joven en un taller de crítica de cine dedicado a cubrir el Festival Internacional de Cine de Cannes. Para ello, viajó a cubrir el festival como corresponsal para la revista francesa Nisimasa. 

martes, diciembre 27, 2011

domingo, diciembre 25, 2011

Sobre 'Godard!' (Textos escogidos 2001 - 2010)



Hace varias semanas devoré una publicación que no puedo dejar de recomendar. Se trata de Godard! (Mesa redonda), compilación textos escogidos de la homónima revista peruana en diez años de actividad.

Estamos ante un documento valioso para todo aquel que se considere amante del cine, para el que su pasión va más allá de la mera expectación y busca algo más, como un discurso que analice y piense el cine. Y en especial para aquel que espera toparse con una característica que contadas vemos en el ámbito cultural limeño: espíritu de polémica.

No es para menos, desde su prólogo (de aliento horazeriano) “Hablemos de Godard!” los compiladores y fundadores de la revista, Claudio Cordero y Sebastián Pimentel, no tienen pelos en la lengua, entran sin pedir permiso al bar y ponen el dedo en la llaga.

En lo personal, puedo estar o no de acuerdo con lo que ellos dicen. Y confieso que no sé mucho de los tejes y manejes existentes en la producción, promoción y distribución de cine Made in Perú, pero siempre me va a alegrar leer opiniones disidentes que nadie más, a cuento de no sé qué, se atreve a formular. Puesto que de algo estoy seguro, al igual que en la literatura peruana, el cine peruano no es una maravilla, en él también encontramos sus argollas, sus mafias, sus premios con trampa, sus escribas que recomiendan porquerías, sus sinvergüenzas que pasan como promotores honestos y demás.

Ahora, como seguramente se colige, el señalado prólogo exhibe una férrea argumentación, sin embargo, este se resiente por una recurrencia innecesaria en la adjetivación, que lleva a que el contenido central del texto se pierda, se diluya por momentos. Por otra parte, el cine peruano viene escribiendo su historia, su tradición, es por ello que resulta gratificante que desde el inicio de su sendero se entre en la polémica y se intente corregir su tara en pos de lo que nos debe importar: un cine peruano de calidad.

No libre de la actitud contestaría quedan las otras secciones, abiertas a otras tradiciones, de la publicación. En distintas dosis, despliegan la misma actitud “Crítica”, “Ensayos”, “Entrevistas” (todas proyectan en el lector una motivación descomunal, dejan las ganas de recorrer los trabajos de los directores y artistas de turno) y “Retratos”, en las que destacan las plumas de Jerónimo Pimentel, Óscar García, Diego Cabrera, Leny Fernández, Gabriel Meseth, Mario Castro Cobos, S. Pimentel, C. Cordero y varias más.

Sin exagerar, Godard! es un libro que no debes dejar de leer.

La facilidad de Beth Rowley


Este artículo de Enrique Vila-Matas es el complemento del que publicó el pasado martes 13.
Creo que está demás consignar la contundencia de los textos que Vila-Matas publica en El País. Sin embargo, por esas cosas que uno no entiende, el siguiente artículo desaparece de El País-Cataluña, al menos no lo he podido encontrar allí, mas sí en la web del autor.
Ahora, recomiendo que busquen en Youtube las canciones de Beth Rowley, he pasado buena parte de la tarde escuchándola. Además, que sirva como dato curioso: Rowley nació en Perú, aunque también pudo nacer en España, Sri Lanka, Irán, en fin.
Y claro, la imagen del post pertenece a Sonia Pulido.

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Llevo días con el síndrome del l´esprit de l´escalier, es decir, pensando en todo lo que me quedó por decir en el artículo que la semana pasada dediqué precisamente a la cuestión del “espíritu de la escalera”, esa expresión francesa que habla del momento en el que encuentras la réplica adecuada a lo que te dijeron, pero ésta no te sirve, porque estás ya bajando la escalera y la contestación ingeniosa deberías haberla dado antes, cuando estabas arriba.

O sea que llevo días bajando por una escalera. Preguntándome, por ejemplo, cómo fue posible que tradujera por “espíritu” lo que en realidad es “ingenio”, pues la expresión francesa fue acuñada por primera vez por Denis Diderot en su Paradoja del comediante en el siglo XVIII, una época en la que esprit equivalía a ingenio más que a espíritu.

Pero es que además, arrimándome a la sombra de la innoble coartada de la falta de espacio, silencié una serie de detalles que habrían ampliado muy eficazmente la información y la reflexión sobre el tema.

“Literatura o la venganza del ingenio de la escalera”, anotó escuetamente Paul Valéry en uno de sus Cuadernos. De mi artículo lo que más lamento es no haber comunicado con exactitud toda la belleza y grandeza de esa comparación tan certera de Valéry entre venganza y literatura.

Pero bueno, ahora que lo pienso –sigo en la escalera de todos modos-, quizás sea ridículo lamentarse tanto. A fin de cuentas, no existen los textos perfectamente acabados. Es más, creo que nadie que sepa mínimamente de escritura puede llegar a creer en el texto perfecto. De hecho, ningún escritor serio da por totalmente bueno lo que escribe. Como decía Fabio Morábito en una reciente entrevista: “Un escritor es el que, en rigor, no sabe escribir. Nadie sabe escribir, pero un escritor es el que se da cuenta y convierte eso en un problema”.

Perdón por ser un problema. Pero aun quiero decir algo más. Creo que en realidad lo único esencial que olvidé decir en mi artículo fue que el ingenio de la escalera es toda una bendición para el arte porque es el motor de toda obra literaria seria, y muy especialmente el motor de los escritores obsesivos que viven en círculos concéntricos y vuelven a la carga casi siempre sobre las mismas preguntas y temas.

No es que, como algunos dicen, el Borges de su última etapa como escritor se repitiera al dar vueltas concéntricas en torno a sus temas clásicos (el tigre, el otro, la biblioteca, el laberinto), sino que era alguien que lúcidamente buscaba cavar en las profundidades de lo ya escrito para intentar desmontar la casi intolerable teoría de que nuestras mentes terminan siempre por mostrar sus límites. Borges buscaba superar lo que ya había hecho. Y en sus últimos libros los temas se resumían en un solo relato general: la vieja historia del que lucha con sus límites mentales. Yo creo que, al final de su vida, junto a los consabidos temas del tigre, el otro, la biblioteca y el laberinto, Borges dio con ese nuevo tema borgiano: el del héroe que se obstina en tanto en ir más allá de su mente como en mejorar lo escrito, ver si de los viejos textos surge una mayor profundidad.

A veces oigo decir que cada día está peor la literatura. Pero yo constato diariamente que siguen quedando escritores de raza, enfrentándose –como toda la vida se ha hecho- a los mismos problemas con los que se encontraron sus antecesores. Puede ser que cambie la forma de comunicarse, pero el compromiso artístico –que no es otro que crear un mundo propio y tratar de cavar en lo más profundo de nuestros propios límites- ni varía ni lo hará jamás; al menos no cambiará en el mundo de los escritores que corrigen y vuelven atrás y son obsesivos y se pierden siempre en el imprescindible espacio de la gran venganza de la escalera.

Creemos, por ejemplo, que un día nos levantaremos y se habrá acabado la crisis. Y no es así, la crisis no tiene final del mismo modo que no lo tiene libro alguno, por cerrado o perfecto que nos parezca. Admiro a los escritores que vuelven una y otra vez al lugar del crimen. Más que estar trastornados por el asunto que tratan en una novela tras otra, más que repetirse con sus obsesiones y temas, lo que estos neuróticos tratan de hacer -con su fijación recurrente y su regreso a lo que ya parecía terminado- es tratar de entender bien el asunto sobre el que llevan años dando constantes vueltas y así ver si pueden profundizar al máximo sobre el famoso tema que les tiene tan ocupados desde que decidieron ocuparse de él.

Son como Marcel Duchamp cuando se quedó sin ideas y, dado que el único arte que le interesaba era el arte de la idea –la cosa mentale de Leonardo-, en lugar de abandonar la partida sin más (como tan a menudo sugirió haber hecho) y a pesar de que le horrorizaba repetirse, decidió convertirse en el principal conservador y guardián de sus ideas más tempranas, pensando que quizás llegaran a revelarse con mayor profundidad y complejidad.

Creo que ya les gustaría a todos los escritores neuróticos –esos que regresan una y otra vez sobre sus temas esperando profundizar más en ellos- escribir a vuelo de pluma, sin cometer fallos, con la envidiable facilidad, por ejemplo, con la que canta Beth Rowley
I Shall Be Released (la música que estoy escuchando ahora). Pero no hay ni uno de ellos que no acabe decantándose por algo más difícil y en cualquier caso menos expeditivo: ser como el alumno castigado al fondo del aula a escribir lo mismo una y otra vez hasta que profundice en las frases repetidas y la escritura le salga mejor. No hace mucho, John Banville decía acordarse de un inevitable turno de preguntas en un coloquio y de una mujer sentada en la primera fila que le increpó: “¿Cuándo va a dejar de escribir sobre tipos que asesinan mujeres?” Y él respondió: “Cuando me salga bien, señora, dejaré de hacerlo”

Ni que decir tiene que sigo en la escalera.
      

Iván Thays presenta 'El orden de las cosas', su nueva novela



Ayer sábado en la sección Luces de El Comercio encontré esta entrevista de Enrique Plana a Iván Thays, quien publica vía La serie Roja de Alfaguara su novela El orden de las cosas.

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¨Quería escribir una novela sobre el amor y el fútbol. Un libro de aprendizaje sentimental. Pero no solo eso. Para Iván Thays, escribir una novela para jóvenes implica una responsabilidad. Por primera vez, imaginó a sus lectores reunidos en un salón de clases, leyendo y discutiendo la novela. Y en su interés de motivar el debate, decidió sumar a la historia de “El orden de las cosas” el tema de la homosexualidad.
Así, su más reciente novela publicada por Alfaguara en su serie roja nos cuenta la historia de una gran amistad: la del protagonista con Sebastián, a quien conoce al ingresar al tercer grado de secundaria de un colegio de provincia. Sin embargo, algo hará que esta amistad se haga trizas: Sebastián le confiesa su homosexualidad.
“El escritor debería tratar de darle al lector joven todas las herramientas para que disfrute la lectura, pero además para que empiece a razonar sobre temas que no va a encontrar en novelas juveniles ñoñas. Yo no quería escribir novelas ñoñas. Quería una novela dura, que retrate un mundo en el que los jóvenes se sientan identificados”, explica el autor.
¿Cómo abordas una novela juvenil? ¿Cómo piensas en ese lector?
En realidad, no pensé en hacer una novela juvenil. Quería hacer una novela, nada más. Pero me di cuenta de que había muchos saldos pendientes en mi vida: jugar fútbol en el colegio o tener un primer amor colegial. Y un día decidí contar la historia de un chico que jugaba fútbol y que vivía su primer amor con la chica más guapa del colegio. Por el tono, por la añoranza de lo no conocido, porque me comprometí con el protagonista de una forma muy sentimental, me di cuenta de que era una novela más para jóvenes que para cualquier otro tipo de lector. Lo confieso: no imagino a un adulto leyendo esta novela.
En la novela, confrontas al lector para que olvide los estereotipos asociados a la homosexualidad.
Cuando te dicen que un actor es gay, no te sorprende. Pero cuando descubrimos que el arquero de Alemania lo es, uno dice: ¡No puede ser, es futbolista! La literatura que aborda el tema nos ha enseñado que el gay es el perdedor. Gay puede ser Pichulita Cuéllar, Cara de Ángel o el drogadicto en las novelas de Bayly, pero no quien es primero de la clase, el mejor futbolista del colegio. ¿Y por qué no? ¿Por qué no aceptamos que la homosexualidad es una opción de vida?
¿Los jóvenes de hoy son más tolerantes que los de antes?
Creo que el rechazo es siempre su forma de responder. Cuando uno es joven, todo lo que tiene que ver con la sexualidad es oscuro y los maestros no hacen nada por aclararlo. Lo que yo quiero proponer es que la gente hable de sexualidad. Y me ha costado. Hubo una editorial que no quiso publicar esta novela.
Hay una regla tácita entre editores de novelas para jóvenes: el sexo está prohibido.
Exactamente. Y que no haya gays, a menos que mueran por algún castigo. Me doy cuenta de que esta novela es incómoda para algunos padres de familia y algunos profesores.
CUESTIÓN DE ORDEN
Hablemos de fútbol: ¿el protagonista, un zurdo goleador, es el César Cueto que siempre quisiste ser?
(Ríe). Siempre quise jugar fútbol y nunca fui lo suficientemente bueno para entrar en el equipo. Pero en mi barrio jugaba mucho.
En el colegio, destacar en el fútbol es la principal manera de ser popular.
Era muy tímido. Me sentaba al fondo del salón, no hablaba con nadie, apenas tenía amigos. No hablaba con las chicas. Una vez me quisieron presentar una y me escapé por la ventana. Simplemente me excluí de toda mi vida escolar.
¿Cómo aprendiste ese lenguaje no verbal del fútbol?
Disfruté mucho describiendo los partidos. Me encantaría haberlos jugado. Pero aprendí no jugando fútbol, sino Play Station. Me ayudó muchísimo. Una época nos reuníamos doce amigos en mi casa y hacíamos partidos dos contra dos. Con mi tándem había una comunicación inmediata. Lo miraba, él me daba el pase, y sin hablarlo sabía dónde ponerla.
El fútbol es la clave para demostrar el mensaje de la novela: solo puedes conseguir lo que quieres con orden.
El gran tema de la novela parte del fútbol. En él descubres que existe un orden. Yo puedo ser un gran improvisador, pero un equipo ordenado me ganará siempre.
Incluso para ser feliz hay que tener un orden, afirmas en la novela.
No puedes ser feliz en el caos, no se puede improvisar la felicidad. Para ser feliz hay que ordenarse. Para mí, la idea principal de la novela es que hay que vivir un orden, hay que conocer el orden, sabiendo que ese orden es interior, no algo impuesto por una sociedad conservadora.
Con estas reflexiones, viene la última pregunta. ¿Por qué nuestra selección está penúltima en la tabla de las Eliminatorias si parece haber encontrado un orden?
Bueno, las Eliminatorias recién han empezado. La clasificación se consigue ganando todos los partidos en casa y ganando uno fuera. Perder ocho partidos fuera está dentro de los planes. En general, pienso que el Perú no es un país ordenado en fútbol. ¡Y lo ves en la final entre el Aurich y Alianza Lima! Al jugador peruano le falta ese orden que, creo, Sergio Markarián quiere darle. Pero es muy difícil. No está en su naturaleza. El Perú nunca ha sido un equipo sólido, pero ha tenido muchas grandes individualidades. Y pienso que lo mismo sucede en la literatura peruana. No creo que el nuestro sea un conglomerado ordenado, talentoso, virtuoso. Yo creo que la literatura peruana tira para abajo, es más bien mala, pero tiene individuales geniales. En general, el Perú es un país donde lo individual supera lo colectivo. Quizás deberíamos aprender a ser un país más colectivo.


miércoles, diciembre 21, 2011

Antonio Di Benedetto

martes, diciembre 20, 2011

lunes, diciembre 19, 2011

Librería Inestable


Ayer domingo, en La República, leí el artículo de Abelardo Oquendo sobre Librería Inestable de Carlos Carnero.
Estoy de acuerdo con las palabras de Oquendo. Pero me es imposible pasar por alto un detalle que considero importante: quizá Librería Inestable sea uno de los proyectos culturales, de los últimos años, más honestos del que tengamos idea. Sé (sabemos) de sobra que alrededor del discurso de la difusión cultural existe una aberrante demagogia que se estrella gracias a la esterilidad de los hechos (falta de voluntad). Es por ello que esta librería de Carnero nos brinda la esperanza de que las cosas podrían estar mejor. Y claro, este proyecto no se sostiene en la buena onda, hay que ir a Librería Inestable y ver las cosas que tienen.

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La Librería Inestable nació en la reciente Feria del Libro Ricardo Palma. Quizá Carlos Carnero, su propietario, sea el primer librero que elige un stand ferial como cuna para su criatura. Pero esto no es lo único insólito de la Librería Inestable. Se trata de una librería temática, cosa que se da poco en general y entre nosotros resulta un ave rarísima. Su tema es la poesía y, dentro de ella, “la poesía que sucede ahora, principalmente la que corre riesgos –dice Carlos Carnero– y como estas aventuras son siempre dinámicas, la librería no puede estar quieta. Sigue a las vanguardias en el momento en que suceden”. De aquí, pues, lo de Inestable que lleva por nombre. Poesía en movimiento, diría Octavio Paz.
El realismo pesimista de algunos tal vez interprete ese nombre de manera distinta, pensando que la poesía y los negocios jamás se han llevado bien, que los lectores de poesía son pocos aquí y en todas partes. Son pocos, sí, pero no se acaban nunca.
“Hace años que vengo recorriendo Latinoamérica y he podido juntar una buena colección de lo que ha estado pasando en poesía desde los años ochenta hasta ahora. Y sigo en esto. También me proveo de traducciones poéticas y de ensayos sobre poesía; además, de revistas antiguas de literatura y humanidades”, informa Carnero.
Tras la feria, la Librería Inestable abrió un local en la calle Porta de Miraflores, signado con el número 185-B, donde atiende de 2:00 a 7:00 pm. Larga vida a la Librería Inestable.

sábado, diciembre 17, 2011

Cartas inéditas de Saul Bellow




Buscando nuevos datos de John Cheever, encuentro esta interesante nota en La Vanguardia sobre Cartas ( ediciones Alfabia) de Saul Bellow.
Va para los que aún no descubren la grandeza de Bellow.

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Viejos amigos, colegas escritores, el presidente Kennedy, ex mujeres, amantes, abogados, editores, hijos, alumnos, lectores, chiflados... los variados corresponsales del escritor norteamericano Saul Bellow (1915-2005), uno de los grandes del siglo XX, desfilan por las páginas de Cartas (ediciones Alfabia) componiendo un fresco –708 misivas, de 1932 a 2005– que se aproxima a lo que pudiera haber sido la autobiografía jamás escrita por Bellow porque, como solía comentar a sus amigos, "he estado muy ocupado desde mi circuncisión". El libro, que se pone a la venta el lunes, se publicó el año pasado en EE.UU. y permite una visión íntima de un hombre poco pródigo a explayarse sobre su vida privada. El responsable de la edición, el ensayista y novelista Benjamin Taylor, sitúa a Bellow en la nómina de los escritores que excelen en el arte de la correspondencia, como Virginia Woolf, Evelyn Waugh o Beckett.
Diversas de sus grandes obras, como Las aventuras de Augie March, Herzog o El legado de Humbolt, son comentadas en diversas ocasiones. Pero muchas cartas son de tema social, político o personal. Por ejemplo, la causa judía fue una de sus preocupaciones. El 7 de enero de 1956, le escribe a William Faulkner (que era premio Nobel desde 1949, Bellow no lo ganaría hasta 1976) negándose a solicitar la liberación del escritor Ezra Pound, fascista y antisemita. Faulkner criticaba que "el gobierno de Estados Unidos encierre a uno de sus mejores poetas". Pero Bellow juzga esa frase "un razonamiento realmente asombroso. Usted, señor Faulkner, fue merecidamente distinguido por esos gobiernos (Suecia, Francia y EE.UU). Pero usted, que yo sepa, no intentó derrocar o debilitar a ninguno de ellos. Además, Pound no está en prisión, sino en un manicomio. Si estuviera cuerdo habría que volver a juzgarlo por traición; si está loco no habría que liberarlo simplemente porque es un poeta. En sus poemas y en sus emisiones radiofónicas Pound aconsejó la enemistad hacia los judíos y predicó a favor del odio y el asesinato. ¿Me pide que me una a usted para honrar a un hombre que pidió la destrucción de mis parientes? (...) En Francia Pound habría sido fusilado. (...) EE.UU. ha sido compasivo con Pound al reconocer su locura y perdonarle la vida". En otras cartas de los años 80, se culpará por haberse ocupado demasiado de su carrera en los años 40 y no comprometerse suficientemente contra el exterminio judío en Europa. "Debía de haber sido el tema principal de nuestras vidas", se lamenta.
Al joven Philip Roth (18 años de diferencia) le aconseja sobre sus relatos, que el primero le envía antes que a nadie, con el ansia del discípulo, esperando su visto bueno. Años después, en 1969, ya es Bellow, al contrario, el que espera y agradece la opinión de Roth ("no hay mucha gente en el oficio que respete").
El 9 de diciembre de 1981, le escribe a otro de los grandes autores norteamericanos, John Cheever, tras conocer la gravedad de la enfermedad que éste sufría y le declara tiernamente: "No hemos pasado mucho tiempo juntos pero hay un vínculo significativo entre nosotros. Supongo que en parte se debe a que los dos practicamos el mismo oficio autodidacta. (...) Cuando leí tus cuentos reunidos me emocionó ver la transformación que se producía en la página impresa. No hay nada que importe de verdad, salvo esa acción transformadora del alma. Te amé por eso. Te amaba de todos modos, pero por eso especialmente".
El 13 de marzo de 1996, tras la muerte de Kingsley Amis, el padre de Martin Amis, Bellow consuela al hijo: "Estoy dispuesto a asumir el papel de padre adoptivo. Tengo sentimientos paternales hacia ti. No es sólo el lenguaje lo que los une, o el estilo. Compartimos premisas más remotas pero también más importantes".
La lista de corresponsales es enorme. Aparecen desde el actor Marcello Mastroianni –que quiere comprarle los derechos cinematográficos de El legado de Humboldt– a escritores como James Salter o editores como Inge Feltrinelli. Las cartas no son algo intrascendente para Bellow. Hay cosas importantes que solo sabe hacer por escrito, como le explica a su novia, a los 17 años, cuando corta con ella a través del correo, en mayo de 1932. Ante la evidencia de un rival amoroso, le dice: "Tú a escuchar las arengas marxistas de Goldstein –así se llama– con un interés semifingido; yo a recostarme en los senos de los voluptuosos tiempo y espacio y a sofocar el deseo y la esperanza. (...) Algún día, cuando yo esté chocho y tú tengas varias papadas y estés obesa podremos reconciliarnos. En el ínterin, sé feliz".
En 1953, responde una carta del escritor Bernard Malamud, a quien no le gustó... Las aventuras de Augie March. Aunque no suele responder ese tipo de misivas, hace una excepción porque "tu carta me pareció una de las mejores, una crítica terriblemente aguda". Y, si bien le reconoce defectos, apunta que "tomé una posición al escribir este libro. Me declaré en contra de lo que llaman el enfoque constructivista. Una novela, como una carta, debería ser suelta, cubrir mucho terreno, avanzar rápidamente, asumir el riesgo de la inmortalidad y la decadencia. Me aparté de Flaubert, en la dirección de Walter Scott, Balzac y Dickens".

viernes, diciembre 16, 2011

La originalidad de Rodríguez-Gaona, premio Cáceres Patrimonio


Desde este blog, felicitaciones para el poeta y traductor Martín Rodríguez-Gaona.
Tomado de aquí.

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Martín Rodríguez-Gaona (Lima, 1969) «rompe moldes» con su poesía. El también poeta Luis Alberto de Cuenca describió así el encanto y la valía del trabajo del ganador de la XXIV edición del premio de poesía Cáceres Patrimonio de la Humanidad, que se falló ayer. El poemario 'Madrid, línea circular' ha sido seleccionado de entre 78 obras como el conjunto poético más brillante. De Cuenca, presidente del jurado de este certamen con solera, habló de la universalidad y la originalidad que rezuman su escritura. «Es un libro que tiene un mundo personal muy consolidado, muy auténtico y muy concreto». El premio Cáceres Patrimonio de la Humanidad pretende fijarse en expresiones innovadoras de la poesía, explicó De Cuenca, que junto a Teófilo González Porras, secretario del jurado, los poetas Irene Sánchez Carrón y Diego Doncel y el concejal de Cultura Jesús Bravo, anunciaron el nombre de este ganador.
Martín Rodríguez-Gaona es un autor hispano peruano de 41 años que ya tiene varios libros publicados como 'Efectos personales', 'Pista de baile' o 'Parque infantil'. Ha sido becario de la Residencia de Estudiantes de 1999 a 2001, en donde desempeñó después el cargo de coordinador. Ha trabajado también como traductor de poesía estadounidense y editor y sus trabajos han aparecido en importantes revistas culturales de España y América.
Ayer, mostraba su satisfacción por el premio. «Por el jurado, por la calidad de ganadores de otros años y por la publicación en la editorial DVD». El premio tiene además una dotación económica de 6.000 euros. Rodríguez-Gaona se considera un «rupturista respetuoso» que profundiza en la vanguardia y cree que actualmente vivimos cambios aún difíciles de predecir. Una transición que nos lleva hacia territorios inciertos. Urbanita convicto y confeso, este poeta capta en su poemario el ritmo de una ciudad como Madrid, «que ya es una gran metrópolis».

jueves, diciembre 15, 2011

martes, diciembre 13, 2011

Carlos Yushimito: El mago


En la siempre interesante The Barcelona Review encuentro el relato "El mago" de Carlos Yushimito. El texto fue publicado por Sarita Cartonera (2004) e incluido en el cuentario Las islas (2006).
Por razones de permiso, reproduzo los primeros párrafos y pueden seguir aquí.

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“Todo, además, es la punta de un misterio.
Inclusive los hechos. O la ausencia de ellos.
¿Duda? Cuando nada acontece, hay un milagro que no estamos viendo”.
El espejo, Guimarães Rosa.

En la rúa de Magalhães, trescientos metros de camino directo desde Oliveiro Branco, todo lucía gris a causa del temporal. El coliseo, un caparazón de cemento, se derretía lentamente como un espejismo sucio al pie de su perspectiva. Llovía. Y lo peor de todo –pensó Evangelista– era que llovía. Esa forma curiosa de sentir la lluvia cuando escuchas el rumor que produce su continuidad, y sientes cómo picotea sobre el paraguas, y sientes un sonido botánico que todo lo resbala mientras va formando líneas paralelas en la pista. Pero no es el tacto de su humedad afilada la que, después de todo, te hace reconocer que llueve. Es su sonido. La calle cruzada por sombras que van buscando un refugio; los quietos y redondos fanales como ojos de batracios, apuntándote el camino de luz por el que deambulan puntos de lluvia. Pero, por encima de todas estas percepciones, uno sabe que llueve, mucho antes de ver las ráfagas de agua o de mojarse los cabellos; incluso mucho después, cuando ha escampado ya por completo y el cielo se abre como un par de aletas que respiran, asomándose a través de las nubes. Pero los sonidos se pierden se pierden se confunden. Son como el latido de un corazón o el reloj que descansa en la mesilla de noche. De pronto un día los oyes.
Y eso es todo.
Ahora Evangelista, detenido frente al afiche del espectáculo, fingía leer en silencio las letras irregulares que había grabado esa misma tarde al recoger el volante del suelo. Se protegía bajo el cobertizo del coliseo, y dejaba escurrir su paraguas, formando un pequeño charco de agua gris sobre los adoquines. A su lado, una mujer enjuta y de color cetrino lo miraba con una expectativa vacilante.
“¿Qué quiere?”, dijo Evangelista, sin soportarlo más tiempo.
“¿Entradas pro espetáculo da noite?”.
Los grandes ojos de la mulata lo traspasaban desde una taquilla inverosímil: un ajado pupitre y una bolsa llena de monedas y billetes doblados sobre sus muslos.
“¿Entradas, dice?”, espabiló Evangelista: “Con lo que cuesta una hora de función aquí puedo alimentarme una semana entera”.
“Bueno”, dijo la mujer, reacomodándose en su sitio: “nadielo obliga a entrar si no quiere”.
Era cierto: nada lo obligaba a permanecer ahí. Después de todo era libre de coger su paraguas, salir del cobertizo y desandar el camino hasta llegar a la cuesta de São Clemente. Pero no lo hizo esta vez, como tampoco lo había hecho antes. Algo se lo impedía. Una intuición, algo que lo acechaba desde la tarde previa, cuando levantó el volante por primera vez y descubrió la semejanza de aquel rostro exacto multiplicado en el papel, el imposible recuerdo que no lograba descifrar en su memoria. “Xavier Ptolomeo, el ilusionista”, leyó el afiche que tenía delante: letras inclinadas y luminosas como si hubieran sido dibujadas por los aletazos de un ave. “El primer ilusionista de São Paulo... un espectáculo que no puede perderse”. Y detrás de las letras, la fotografía, deliberadamente azul y blanca blanca blanca, oscilando como un torbellino de miles de plumas. El rostro era confuso, pero algo le resultaba familiar en él.

El espíritu de la escalera


Más que recomendable este artículo de Enrique Vila-Matas en El País.
De hecho, más de uno ha estado en la circunstancia que el catalán nos cuenta, quedarse con una inquietud, pregunta, duda, para que después de mucho tiempo tener el panorama claro al respecto. (Y lo sabré yo que recién este año me despejé de ciertas dudas...)

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La primera vez que oí decir que literatura y venganza se hallaban estrechamente relacionadas fue en Antibes, hace muchos años, en una taberna del viejo puerto. A altas horas de la noche, alguien comparó a la totalidad de la literatura con una "inmensa venganza del esprit de l'escalier". No entendí nada, pero retuve con fuerza la extraña comparación y también aquella enigmática expresión francesa: "el espíritu de la escalera". Muchas veces, en la confianza de que un día podré descifrarlas, he memorizado frases que de entrada me parecían ininteligibles. El tiempo ha terminado siempre acudiendo en mi auxilio, aunque en el caso del "espíritu de la escalera" lo hizo con parsimonia, pues tuve que esperar décadas. No volví a encontrarme con aquella misteriosa expresión hasta el año pasado en Bogotá cuando fui a ver qué decían César Aira y Juan Gabriel Vásquez en un coloquio titulado La venganza en la literatura. Habló Aira allí de pronto de l'esprit de l'escalier y explicó que para los franceses significaba encontrar demasiado tarde la réplica: pasar por ese momento en el que encuentras la respuesta, pero esta ya no te sirve, porque estás ya bajando la escalera y la réplica ingeniosa deberías haberla dado antes, cuando estabas arriba.
De modo que escribir es vengarse cuando bajas la escalera, pensé allí en Bogotá mientras me admiraba de cómo aprendemos sobre la marcha y hacemos camino al andar y me acordaba de Samuel Butler que decía que nuestras vidas se parecen a un solo de violín que tenemos que interpretar en público mientras aprendemos la técnica del instrumento a medida que ejecutamos la pieza.
Nada tan cierto como que, hace un momento, he vuelto a encontrarme con esas palabras de Butler en La felicidad de los pececillos (Acantilado), del gran Simon Leys. Tras abordar la frase sobre el solo de violín, Leys comenta que la vida nos somete a unos azarosos tests "en los que hemos de improvisar respuestas instantáneas, pero el talento de la réplica no es dado a todo el mundo: unas veces respondemos algo que no tiene nada que ver, otras nos quedamos mudos" y cita a continuación a Paul Valéry para decir que fue el primero en asociar la totalidad de la literatura a una "vasta venganza del esprit de l'escalier".
Realmente, la literatura parece una actividad en contacto con un material menos vivo que la vida y, además, tiene algo de inmensa conjunción de frustrados, todos con un retardado talento para la réplica. Por cierto, aún me acuerdo de los días en que perseguí obsesivamente a un individuo para intentar recrear con él una situación ya vivida y poder así por fin -fracasé en mi intento- darle mi réplica a unas palabras que en su momento me habían dejado mudo y humillado.
Días enteros bajando escaleras. Me doy cuenta de que, a la luz de aquel frenético espíritu, puedo interpretar ahora desde un ángulo inédito una vieja y apreciada lectura: Las preocupaciones del padre de familia, aquella narración de Kafka que protagoniza Odradek, un artilugio en forma de huso, hecho de hilos viejos y rotos, inextricablemente entreverados (¿la literatura antes de la era digital?), una criatura animada de la que se nos dice que está "provista de vida eterna" y que vive siempre en la escalera que desciende cada día el preocupado padre de familia. ¡De vida eterna! Aunque parece vano cualquier intento de saber quién es Odradek, se ha especulado tanto sobre él que sorprende que aún no haya reparado nadie en que ese engendro kafkiano que no es ni antropomórfico ni zoomórfico -ese objeto que es el más objetivo de cuantos imaginó su autor y que es alguien o algo que asalta sin descanso la mente del padre de familia siempre que este baja la escalera- representa todas las réplicas del mundo y quizás precisamente por eso, por su eterno y despiadado sentido de la venganza, es la literatura misma.

lunes, diciembre 12, 2011

Entrevista a Martín Rodríguez-Gaona sobre 'Mejorando lo presente. Poesía española última: posmodernidad, humanismo y redes'


A continuación leerán una entrevista de Enrique Sánchez Hernani al poeta y traductor Martín Rodríguez-Gaona sobre su libro Mejorando lo presente. Poesía española última: posmodernidad, humanismo y redes (Caballo de Troya, 2010).
Vale decir que esta entrevista se publica, en principio, para este blog.

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1. ¿Tienen las editoriales y revistas españolas literarias importantes cabida para los libros de la nueva poesía?
La obra de los nuevos poetas está despertando paulatinamente el interés de las editoriales dedicadas a la poesía, pero luchan por tener presencia, en inferioridad de condiciones, en los grandes medios periodísticos. En este sentido, todas las editoriales de poesía, incluso las más conocidas internacionalmente, son medianas. Si hablamos de cierta  visibilidad para los lectores, ésta se basa más en la escritura que se promueve en Internet y en revistas especializadas como Quimera, Lateral, RevistAtlántica de Poesía, Letra Internacional, etc. La nueva literatura española e hispanoamericana, la que dialoga con la producción viva de Estados Unidos, Francia, Alemania o Centroeuropa, pasa por estos espacios, virtuales o en papel,  hechos para lectores asiduos: ellos han sido también decisivos en su contribución al surgimiento de las nuevas editoriales que asumen más riesgos artísticos que las de las grandes corporaciones.
2. ¿Qué acogida esperas se le dé a este nuevo libro? ¿Hay alguna expectativa polémica en tu mirada?
Creo que el libro puede tener buena acogida porque retrata una coyuntura muy concreta: la de la gestación y la eclosión de inteligentes propuestas de escritura poética a inicios de un nuevo siglo.  Es decir, confluyen la voluntad de ruptura y la presencia de una promoción de autores con una formación radicalmente distinta a la de sus predecesores. Los poetas que estudio en "Mejorando lo presente" surgen como resultado del fin de la dictadura franquista, del boom económico que integra plenamente a España a Europa y de la democratización del discurso poético como consecuencia del empleo de los nuevos medios tecnológicos: Internet, los blogs e incluso el vídeo. Las sólidas propuestas de escritura experimental, en su pluralidad -que va de poetas neoesencialistas a performers- nunca antes habían tenido tanta difusión ni respaldo crítico: han logrado ya un reconocimiento que paulatinamente altera la agenda de las editoriales y las instituciones culturales. En otras palabras, las redes distribuidas que propicia Internet han permitido hacer visible una literatura nueva marcada tanto por el posmodernismo como discurso estético como por la posmodernidad como fenómeno social.
Que este sea el panorama en el mundo de la poesía indica que la globalización y el multiculturalismo son realidades cotidianas en una sociedad postindustrial como la española. El hecho que este libro, que en cierta forma reconstruye un proceso y propone un nuevo enfoque, sea escrito desde una perspectiva crítica es un síntoma más del cambio y de la diversidad ya mencionadas.
3. ¿Por qué has elegido estudiar a este grupo de poetas y no a otros?
Este libro es un ensayo sobre la poesía española más viva, dinámica y actual y, por lo tanto, contribuye a establecer una nueva mirada -simultáneamente crítica y constructiva, repito- tanto al presente como al pasado. "Mejorando lo presente" describe las circunstancias y características de un movimiento multiforme -la poesía española posmoderna- pero poseedor de determinados rasgos comunes (lo experimental y el uso de las nuevas tecnologías, fundamentalmente) que ha generado todo un tejido cultural y literario de extraña y fuerte vitalidad. Lo que comparten estos autores, fuera de sus plurales propuestas estilísticas, es que en tiempos donde la literatura comercial parece imponerse como presencia, ellos optan por la poesía, la cual, contra los imperativos de la época, aparece como un campo repleto de novedad, inteligencia, rebeldía y dignidad.
Después de esbozar las características del posmodernismo literario desde nuestro idioma, en el ensayo analizo propuestas de las tendencias más diversas de la poesía española reciente (poetas neosociales, del neoclasicismo posmoderno, de la indeterminación del lenguaje, neoesencialistas, del diálogo interdisciplinario y performativos), así como la crucial influencia de Internet en la democratización del discurso poético (la presencia de blogs relevantes como Diario de Lecturas, Crítica y Contracrítica, Las afinidades electivas, Deriva, Poesía Digital, El äguila ediciones, etc.). En el último capítulo se ofrecen reflexiones sobre el futuro de las nuevas tecnologías y su relación con la escritura poética.
4. ¿Cuáles son los nuevos conceptos que manejan los poetas que tú estudias dentro del medio cultural hispano?
Filosóficamente, su vinculación al posmodernismo representa la aceptación de ideas y perspectivas que surgen como respuesta a una crisis del pensamiento occidental (de allí que sus obras estén marcadas por la pluralidad o incluso la contradicción). En concordancia, estas condiciones provocan una literatura de proyectos complementarios, que siembra dudas sobre visiones exclusivistas o trascendentes (es decir,  las distintas perspectivas son enriquecedoras en sus contrastes).
Constituyen así, por ejemplo, la primera promoción en que las mujeres poetas poseen una presencia numerosa e importante, y no sólo desde una escritura de género. En cuanto a sus características compartidas, exponen un gusto inusitado por la imbricación de alta y baja cultura, derivado de una mayor incidencia universitaria, a la par que una formación emotiva y temprana en la industria del entretenimiento.
A pesar de su evidente pluralidad, la mayoría de los libros de la nueva poesía española señala una clara diferencia con respecto a sus antecesores al ser obras concebidas no para una lectura espontánea, pasiva o inmediata, sino que suponen una mayor participación de sus receptores. De allí la práctica de escrituras experimentales, que difieren del habla cotidiana (un lenguaje es artístico porque posee texturas y planos), y propuestas que, en no pocas ocasiones, requieren ser interpretadas conceptualmente como parte de su goce estético.
5. ¿Hay alguna cercanía entre estos autores a nivel de poéticas o teóricamente?
Muchos de estos poetas, sobre todo los interdisciplinarios y los performativos, buscan un diálogo, no sólo con literaturas como la hispanoamericana o la estadounidense,  sino con otros lenguajes artísticos, como la plástica, la música y el cine (en la línea de experiencias de movimientos neovanguardistas como Fluxus y los Situacionistas ). En este sentido, para algunos de ellos guardan relevancia las obras y los proyectos de poetas que supieron desarrollar tempranamente un correlato literario para los lenguajes artísticos: entonces, hay un claro interés y respeto por figuras como Marcel Duchamp, James Ballard, Vito Acconci o Jorge Eduardo Eielson.
Entrevista de Enrique Sánchez Hernani.